Se considera que a los 6 meses no hay diferencia alguna entre niños con TEA y niños con desarrollo típico y que la pérdida de habilidades comunicacionales y sociales aparece entre los 9 y 24 meses. Se señala la existencia de diferencias significativas con los otros niños a los 12 meses
El nacimiento de un niño produce gran alegría en todos los miembros de la familia y amigos. Son momentos de regocijo, de esperanza, de reafirmación del ser, pero también son momentos de incertidumbre y preocupación por el rol que debe ejercerse como padres.
A medida que el bebé va creciendo vamos observando con emoción su avance, las nuevas destrezas que adquiere; nos alegramos cuando levanta su cabeza, gira de un lado al otro, gatea, se pone de pie, camina, habla. En fin, muchas habilidades que día a día nos sorprenden. En esa etapa de crecimiento también conversamos con padres y madres de lo que hacen sus hijos y es inevitable que comparemos lo que hacen los otros niños con lo que hacen los nuestros. Ciertamente, no todos los niños son iguales, unos avanzan rápidamente en algo, como caminar, otros en hablar, los tiempos pueden variar. Sin embargo, hay señales de alerta que pueden indicarnos que el desarrollo de nuestro hijo no va por el camino esperado y es allí donde debemos tomar medidas.
Aquí te presentamos algunas “banderas rojas” que nos informan que algo no va bien.
- No te mira a los ojos cuando le hablas, juegas, lo vistes, lo llevas al cole. No mira los objetos cuando alguien más los señala. Evita el contacto visual
- No responde cuando lo llamas por su nombre. Sin embargo, responde a otros sonidos. Cuando alguien le interesa no sabe cómo hablar, jugar o relacionarse.
- No repite palabras o frases que se le dicen, pero repite palabras o frases en lugar del lenguaje normal. La prosodia de su voz es diferente. Tiene dificultades para expresar sus necesidades con palabras o movimientos comunes.
- No imita las cosas que tú haces, como peinarse, ponerse tus zapatos, gestos de manos, hablar por teléfono, etc.
- No señala con su dedo algo que quiere, ni te trae su juguete favorito u otro objeto para que lo mires
- No tiene juego simbólico como jugar a conducir el carro, dar de comer a un bebé, cocinar, etc.
- Repite acciones una y otra vez, así como presenta dificultades al cambio de rutina.
- Tiene reacciones de molestia ante algunas cosas en el entorno: como el olor y sabor de ciertas cosas, el tacto de algunas texturas, específicos sonidos, los ruidos en general.
- Pierde las destrezas que ya había adquirido, como dejar de hablar.
En la actualidad contamos con numerosas y buenas investigaciones sobre el tema del autismo y te presentamos algunas conclusiones importantes que aparecen en la revista Anales de pediatría continuada* y que pueden ayudar a padres y maestros a aclarar ciertas preocupaciones o acciones.
Se considera que a los 6 meses no hay diferencia alguna entre niños con TEA y niños con desarrollo típico y que la pérdida de habilidades comunicacionales y sociales aparece entre los 9 y 24 meses. Se señala la existencia de diferencias significativas con los otros niños a los 12 meses.
Al final del primer año del niño suelen aparecer las primeras dificultades específicas directamente relacionadas con la pérdida del interés por los estímulos sociales. A partir del año aparecen otras dificultades sociales, como menor variedad en la expresión de las emociones, dificultades comunicativas, simbólicas (imita menos) y, en ocasiones conductas repetitivas y estereotipadas, así como intereses sensoriales poco comunes. A los dos años se ponen en evidencia las dificultades de los niños con TEA para compartir intereses.
Por otro lado, los síntomas de los TEA aparecen en los 2 primeros años de vida afectando a múltiples dominios del desarrollo más allá de la comunicación social y conductas repetitivas y estereotipadas, también implica aspectos motores, cognitivos y emocionales, por lo que es importante saber que a los 24 meses aparece un conjunto de síntomas que facilitan el reconocimiento y la identificación de los TEA.
Los padres y profesionales de la salud deben estar atentos ante la presencia de algunas de estas banderas rojas, desde los 6 meses de vida del bebé.
Si tenemos un diagnóstico confirmado del niño es importante seguir las instrucciones médicas para ayudar a nuestro niño a desarrollar sus habilidades a través de una intervención lo más pronto posible y el apoyo familiar requerido. No se conocen científicamente tratamientos para curar los TEA, pero sí programas de intervención que, sin duda, mejoran la calidad de vida de los niños preparándolos, a partir de sus habilidades, para los diferentes aprendizajes que podrían llevarlos a una vida independiente en la edad adulta.