“Un abrazo quiere decir: no me amenazas, no tengo miedo de estar tan cerca, puedo relajarme, sentirme en casa, estoy protegido y alguien me comprende. Dice la tradición que cada vez que abrazamos de verdad a alguien, ganamos un día de vida, Paulo Coelho

La piel es un órgano vital del que poco hablamos, a pesar de que es el órgano más grande del ser humano que nos cubre y protege. Una de sus funciones es el sentido del tacto, a través de las terminaciones nerviosas de la piel el cuerpo recibe todos los estímulos que el tacto nos genera. La piel siente todo lo que nos hace vibrar, algunas emociones, nos hacen enrojecer, otras nos hacen erizar, otras nos hielan, otras nos hacen sudar y así podríamos enumerar varias reacciones.

Ser tocados por personas que respetamos y apreciamos es bueno e incluso necesario para nuestro bienestar. Tocar a otros puede ser curativo, reduce el dolor, alivia la tristeza y aumenta las ganas de vivir. La forma más armoniosa de tocar es el abrazo, ceñirnos con alguien, cerrarnos en los brazos del otro, incorporarnos a ese otro cuerpo que nos acoge. Tal parece que abrazar es una medicina prodigiosa. Es una manera de comunicarnos sin palabras. Es un acto de entrega, de confianza.


Tocar a otros puede ser curativo, reduce el dolor, alivia la tristeza y aumenta las ganas de vivir

En las conversaciones comunes, así como en aquellas de médicos, educadores o en registros bibliográficos, se cuentan innumerables beneficios que reporta un abrazo. Produce sensación de seguridad y protección, transmite energía y fortaleza, mejora las relaciones interpersonales, disminuye el estrés, mejora la autoestima, eleva la cantidad de serotonina, alivia la tristeza, nos capacita para amar y ser amados, ¿podría haber en el mundo mejor medicina? Abraza y déjate abrazar.

El abrazo es tan buena medicina que se han reportado varios casos de curaciones importantes solo con practicarlo. Un hecho conmovedor que movió el mundo es el del “abrazo del rescate”, ocurrió en el año 1995 con dos gemelas prematuras. Cada una estaba en su incubadora para evitar alguna infección, mientras una se fortalecía, la otra mostraba problemas en su respiración. Cuando la situación empeoró, una enfermera con autorización de la familia, colocó a ambas hermanas en la misma incubadora. En pocos minutos, los niveles de oxígeno en la sangre de la niña débil fueron normalizándose, pero lo conmovedor fue cuando la bebé sana instintivamente estiró su brazo y abrazó a su hermana, lo que provocó que la temperatura del cuerpo de la bebé enferma aumentara hasta normalizarse. La niña se salvó, por lo que se llamó luego el “abrazo del rescate”, llamando la atención tanto de la prensa internacional como de los médicos que estudian la eficacia de este método para tratar a niños de partos múltiples.

Por otra parte, tenemos el estudio publicado en Psychological Science, dirigido por Sheldon Cohen, profesor de Carnegie Mellon University, quien investigó el abrazo como un ejemplo de apoyo social. El equipo de investigación sabía que las personas con conflictos con otras pierden la capacidad para combatir los virus, como el resfriado común. También sabían que quienes tienen mayor apoyo social sufren menos de estrés, depresión y ansiedad. Las pruebas del trabajo exploraban si el apoyo social era efectivo para reducir el contagio de infecciones debidas al estrés. También si el hecho de recibir abrazos podría ser responsable de la sensación de apoyo y si era un protector a la infección.

El estudio examinó a 404 adultos saludables. A través de cuestionarios y entrevistas telefónicas, se abordaron asuntos como conflictos personales, apoyo social y abrazos recibidos. Luego, se expuso a los participantes al virus del resfriado común, y se monitorizó la evolución de la enfermedad para evaluar si la contraían, la intensidad de la infección y los síntomas.

Los resultados mostraron que quienes se sentían más apoyados socialmente presentaban menor riesgo de infección asociada con los conflictos. Por su parte, los abrazos eran responsables por una tercera parte del efecto protector que se derivaba del apoyo social. Asimismo, entre los participantes del experimento que sí resultaron infectados, aquellos que recibieron más apoyo social y abrazos más frecuentes tuvieron síntomas menos serios de la enfermedad, independientemente de si habían sufrido conflictos o no.

Según los resultados de este estudio, se sugiere que si se es abrazado por una persona de confianza, el abrazo puede actuar como un medio poderoso de transmitir apoyo, y que aumentar la frecuencia de los abrazos podría ser un modo efectivo de reducir los efectos nocivos del estrés. Podríamos concluir que quienes reciben más abrazos están de alguna forma más protegidos de una infección.


Si se es abrazado por una persona de confianza, el abrazo puede actuar como un medio poderoso de transmitir apoyo

Otro episodio igualmente valioso, es recordar que en muchos orfanatos alrededor del mundo se buscan voluntarios con el único fin de que se acerquen a las cunas de los bebés, los saquen de ellas y los abracen, les hablen y eventualmente les den el biberón. Es el abrazo el que los hace fortalecerse.

No en vano, surge la técnica de la abrazoterapia. Término atribuido a Kathleen Keating, quien escribió el libro Abrázame. Esta técnica establece que el contacto terapéutico —instrumento esencial para la curación— forma parte del adiestramiento de enfermeras en centros médicos. Es utilizado para aliviar el dolor, la depresión, la ansiedad; elevar los deseos de vivir, para ayudar a los bebés prematuros en incubadoras a crecer y fortalecerse.

Muchas cosas podríamos decir sobre los abrazos, la necesidad y el beneficio de darlos y recibirlos. Sin duda, seríamos más felices si aprendiéramos a abrazar más frecuentemente.

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