¿Cómo ser diferente desde el punto de vista de la discapacidad puede llegar a ser un reto positivo?
Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), él término “diferencia”, en su primera acepción, es la cualidad o accidente por el cual algo se distingue de otra cosa; de otra cosa que culturalmente se considera normal. Por tanto, el ser “diferente” engloba un conjunto de características físicas, psicológicas, biológicas y cognitivas que, por un lado, pueden ser amenazantes y transgresivas ante los ojos poco habituados del colectivo frente a lo diferente; por otro lado, pueden ser la panacea para el éxito, el elixir de una vida plena: se trata de la “diferencia positiva”.
Ser “diferente” engloba un conjunto de características físicas, psicológicas, biológicas y cognitivas que, por un lado, pueden ser amenazantes y transgresivas ante los ojos poco habituados del colectivo frente a lo diferente; por otro lado, pueden ser la panacea para el éxito, el elixir de una vida plena: se trata de la “diferencia positiva”
La terminología —acuñada por los teóricos de la psicología positiva, corriente surgida en la Universidad de Pennsylvania— refiere la habilidad de los seres humanos de transformar las diferencias en retos que se convierten en historias de superación para la vida, ya que la psicología positiva considera que la clave está en el fortalecimiento de la autoestima y de la comprensión de la discapacidad, pues la autocompasión despersonaliza, lo que hace presa fácil del rechazo, el acoso y las burlas a los individuos, especialmente a los niños y adolescentes, por lo que el gran reto es hacer que el “otro” acepte, respete y comprenda que detrás de esta persona diferente hay un ser humano que ama, que ríe, que siente, que lucha; sagaz y capaz de aportar valores, habilidades y conocimientos a la sociedad.
El ser diferente, en términos de discapacidad, es un reto positivo en la medida que el sujeto libera de esa “responsabilidad” a terceros —llámese familia, amigos, padres, maestros, etc.— y asume el control de su condición para emprender el camino de la vida, que en cualquier situación es imprevisible, con atajos, lleno de placeres y dolores propios de la naturaleza humana.