La mejor manera de conocer al ser humano es incluirlo y, para ello, basta con llamarlo, invitarlo, compartir espacios de esparcimiento, de actividad e incluso de estudio

Mi hijo tenía 8 años cuando tuvimos que irnos a otra ciudad. Empezó a ir a la escuela que nos habían recomendado unos amigos. El primer día de actividad lo llevé hasta su salón de clase, hablé con su maestra, vi el ambiente general que también era nuevo para mí y en esa mirada general vi de soslayo un niño con síndrome de Down. Debo reconocer que me entraron dudas. Pensé de entrada que tal vez no sería buena influencia para mi hijo, pues era poco sociable y no era el mejor estudiante. Si ya mi hijo tenía ciertas dificultades, cómo compartir con un niño tan diferente podría ayudarlo. No dije nada en ese momento y decidí estar más pendiente —que otros años— del día a día de la escuela.

Si ya mi hijo tenía ciertas dificultades, cómo compartir con un niño tan diferente podría ayudarlo

Al poco tiempo mi hijo, Fernando, llegaba a casa contento, socializaba más con sus vecinos y otras personas en general. Se interesaba verdaderamente en lo que estaba aprendiendo en la escuela. Para su cumpleaños me dio la lista de invitados y los recibimos a todos. Quien llegó primero fue Manuel, su compañero con síndrome de Down. Me sorprendió, pero guardé silencio. Llegaron todos los otros niños, fue hermoso verlos jugar y reírse juntos, verlos aprender a ser pacientes, solidarios, tolerantes, verlos sentirse orgullosos cuando a Manuel le cuesta hacer algo y entre todos buscan la manera de lograrlo.

Entendí que el problema lo tenía yo

En ese momento entendí que el problema lo tenía yo, que ese niño era un niño más, con debilidades y grandezas como cualquier otro, que debía conocerlo mejor y propicié los encuentros en casa con él. De esos encuentros que aún siguen sucediéndose, seis años después, solo puedo decir que mi hijo ha aprendido valores maravillosos sobre el respeto al otro, es más tolerante, tiene más paciencia, es capaz de ponerse en el lugar del otro. Aprender a valorar las diferencias ha sido el gran aprendizaje.

Al día de hoy siento que me equivoqué con mi aprehensión hacia la diferencia, que la mejor manera de conocer al ser humano es incluirlo y para ello basta con llamarlo, invitarlo, compartir espacios de esparcimiento, de actividad e incluso de estudio. Cada momento es una oportunidad de entender un mundo que parece desconocido y puede hacerse cercano. Y en este aspecto me he referido exclusivamente a un caso de síndrome de Down que ha tocado cercanamente a mi familia, pero más allá de eso están muchas condiciones presentes en la vida como el color de la piel, la religión, la política, etc.

Esta historia de gran aprendizaje es simplemente una invitación a animarse a buscar las vías necesarias para que la inclusión sea un proyecto posible. No tengo duda que convivir y crecer con personas con alguna discapacidad nos hace mejores seres humanos.

Solo puedo decir que mi hijo ha aprendido valores maravillosos sobre el respeto al otro, es más tolerante, tiene más paciencia, es capaz de ponerse en el lugar del otro

¿Cuál es el objeto de este relato?, pues decir en breves palabras que la mirada del niño y del adulto son muy diferentes. Los ojos de los niños están impregnados de una hermosa inocencia, ven frente a sí a una persona, a otro niño, no un síndrome, una etiqueta, no tienen ideas preconcebidas de lo que debería o no debería ser, de lo que el niño debería hacer o dejar de hacer.

Si por casualidad le pides a un compañero de clase que describa a ese niño, seguro dará características fundamentales como que es experto en su bici, que juega fútbol maravillosamente, que es muy flexible en la clase de gimnasia, que a veces hay que ayudarlo en los deberes escolares.

Si se le hace la misma pregunta al padre de los niños del colegio, seguramente la respuesta se enfoca en el síndrome. La inclusión se da cuando vemos a la persona, no a la discapacidad o diferencia que lo envuelve.

Abrir chat
Avanti Centro
Bienvenido a Avanti. Es un placer para nosotros atenderte. ¿Cómo podemos ayudarte?