“Jugar no es un descanso del aprendizaje. Es un aprendizaje interminable, encantador, profundo, atractivo y práctico. Es la puerta al corazón del niño”

Vince Goumon

A todos nos gusta reír, disfrutar de la compañía de seres queridos, divertirnos, relajarnos… y hay muchas maneras de hacerlo, una de esas maneras es “jugar”, sí, “jugar”, como cuando éramos niños. Puede que de adultos el juego se considere como algo típico de la infancia, algo que se quedó en el pasado, pero no es así. El juego es un aspecto esencial en todas las etapas de la vida. Veamos de qué se trata.

“Jugar”, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), significa hacer algo con alegría con el fin de entretenerse, divertirse o desarrollar determinadas capacidades. Y es que el “juego” es una actividad vital para el bienestar personal, porque los adultos también jugamos. Los grandes alguna vez fuimos niños, y la mayor felicidad personal de los niños es su libertad de jugar.

Correr, esconderse, jugar con pelotas, cintas, ruedas, columpiarse, etc., es la razón de ser de la infancia, pero no se trata solo de la felicidad que produce esa sensación de libertad, pues el juego cumple un papel fundamental en el desarrollo de los más pequeños. Capacidades como la afectividad, la inteligencia, la creatividad, la motricidad y la sociabilidad se activan y estimulan en el momento en que los niños juegan. Coartar el juego en los niños es perjudicial para su salud física y emocional, de hecho, privarlos del juego es una violación a los derechos humanos (DD HH) ya que el derecho de los chicos a jugar forma parte de la Convención sobre los Derechos del Niño, establecida por las Naciones Unidas, en tanto que la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) considera: “El que no juega, es un niño enfermo de cuerpo y espíritu”. Jugar es una actividad tan básica como dormir y alimentarse.

Beneficios del juego infantil[1]:

  • Es indispensable para la estructuración del yo.
  • Permite al niño conocer el mundo que le rodea y adaptarse a él, ya que durante el juego el menor crea mecanismos para adecuarse a cada situación y comportarse en ellas con mayor facilidad.
  • Enriquece la imaginación y promueve los procesos creativos.
  • Desarrolla y ejercita la observación, la atención, la concentración y la memoria.
  • Favorece la sociabilidad temprana y las habilidades de comunicación social.
  • Enseña a respetar las reglas.
  • Permite experimentar temores y frustraciones, así como triunfos y derrotas.

El juego es sinónimo de una infancia feliz

Hagamos un ejercicio, no piensen como padres, piensen como adultos desprovistos de responsabilidades, como lo que son en esencia: gente grande. Ahora cierren los ojos y recuerden, ¿qué momento en especial durante su infancia los hacía felices? Este sencillo ejercicio muy probablemente los devuelva a los juegos de la niñez con sus hermanitos y  vecinitos, con los compañeros de la escuela, con el mejor amiguito, incluso, con papá y mamá, esto es porque los mejores momentos de la infancia están asociados al juego. Los niños felices disfrutan de su derecho a jugar. Garanticemos ese derecho, incentivemos el proceso de socialización de los más pequeños de la casa con la libertad del juego. Enseñémosle la importancia de recrearse en un entorno armónico, de coleccionar recuerdos hermosos que constituyan un crecimiento saludable y una adultez plena. ¡Ves por qué el juego es tan importante para el desarrollo de los niños!


[1] https://www.consumer.es/bebe/por-que-el-juego-es-tan-importante-para-los-ninos.html

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